Reconocer que el sistema patriarcal es el principal obstáculo para el progreso de las mujeres
![una mujer](https://static.wixstatic.com/media/5269e9_bd42437d185a4f7baf3730e2c4ceaf84~mv2.jpg/v1/fill/w_980,h_551,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/5269e9_bd42437d185a4f7baf3730e2c4ceaf84~mv2.jpg)
¿Cuántas veces no escuchamos la frase “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”?, como una forma de enemistarnos y considerarlo una regla en la forma de relacionarnos entre nosotras.
Sin embargo, en los momentos de mayor dolor o dificultad, ¿acaso no son las mismas mujeres quienes nos acompañamos y solidarizamos para salir adelante?
El acompañamiento y la empatía que mostramos entre nosotras para enfrentar enfermedades, corazones rotos, violencias sistemáticas, dificultades familiares y situaciones de riesgo, es prueba de que no, el peor enemigo de una mujer, NO es otra mujer.
Esta frase tan trillada, proviene de casos en los que alguna mujer sufrió vulneraciones o violencia por el actuar de otra, pero que en muchas ocasiones tiene su origen en otras violencias mayores. Lo cual proviene de un sistema patriarcal y desigual que busca fomentar la competencia entre unas y otras para “alcanzar” el “éxito y empoderamiento femenino”.
Dicho “éxito” y “empoderamiento” de las mujeres, planteados desde una exigencia absurda por el simple hecho de ser una mezcla de perfección en todos los ámbitos de la vida.
Tal como mencionó la actriz América Ferrera en su monólogo de la película Barbie: “Es como si siempre tuviéramos que ser extraordinarias, pero de algún modo, siempre lo estamos haciendo mal”.
Por tal motivo, mantener mitos para enemistar y estereotipar la relación entre mujeres es una de las armas más poderosas para dificultar su propio proceso de crecimiento personal; pues las redes de apoyo entre mujeres, nos mantiene más fuertes, confiadas y capaces de vencer y derribar los obstáculos que se nos presenten.
Como muestra de ello, solo basta recordar la lucha y organización de las sufragistas que nos dieron el voto, la unidad de las madres buscadoras en México para dar esperanza y justicia a familiares que desconocen el paradero de sus seres queridos, las “nenis” que a través de la compra-venta de diversos artículos hechos por y para mujeres que lograron una solvencia económica que antes creían imposible.
Estos y más ejemplos son la clara prueba de que no somos enemigas; fuimos, somos y seguiremos siendo aliadas.
Haz memoria y recuerda tus momentos más felices y también los más tristes, ¿acaso no estuvo una mujer para tenderte la mano o darte un abrazo?
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